La dimensión frontal numérica es un componente clave en el desarrollo del pensamiento matemático y está estrechamente relacionada con las funciones ejecutivas del cerebro. Esta dimensión implica procesos como la capacidad de realizar conteos regresivos y progresivos, la respuesta automática ante cálculos sencillos, la planificación de operaciones matemáticas, y la inhibición de respuestas impulsivas o erróneas.
Las funciones ejecutivas, como la planificación, la memoria de trabajo y la flexibilidad cognitiva, juegan un papel esencial en esta dimensión, ya que permiten al escolar organizar su pensamiento, seleccionar la estrategia adecuada para resolver problemas, y mantener la atención en tareas numéricas complejas. Por ejemplo, al realizar un conteo regresivo desde 100 hasta 0, el escolar necesita activar su función ejecutiva para mantener el ritmo, controlar la secuencia y corregir posibles errores, lo que involucra procesos como la planificación y la inhibición.

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El papel de la respuesta automática y la inhibición
La respuesta automática es la capacidad de responder rápidamente a cálculos sencillos, como saber que 2 + 2 es 4 sin necesidad de calcularlo conscientemente. Esta habilidad se desarrolla a medida que el escolar gana experiencia y práctica en el manejo de números. La inhibición, por otro lado, es la capacidad de controlar respuestas impulsivas que podrían llevar a errores. Por ejemplo, al enfrentarse a un problema que involucra una operación que parece simple, pero que requiere un análisis más profundo, la función ejecutiva inhibe la respuesta automática y permite evaluar la operación correctamente.
Importancia en la resolución de problemas matemáticos
La dimensión frontal numérica también es crucial para resolver problemas que requieren planificación y secuenciación, como los cálculos que involucran varios pasos. Por ejemplo, en una división larga, el escolar necesita planificar cada paso, mantener la información relevante en su memoria de trabajo y controlar la impulsividad que podría llevar a cometer errores. La función ejecutiva se encarga de coordinar todos estos procesos para que la resolución del problema sea eficaz y precisa.
La dimensión frontal numérica es un componente crucial en el desarrollo de habilidades matemáticas. Está fuertemente vinculada a la función ejecutiva y juega un papel fundamental en la capacidad del escolar para planificar, controlar respuestas impulsivas y realizar cálculos de manera eficiente. Trabajar y fortalecer esta dimensión puede mejorar significativamente la competencia matemática, especialmente en aquellos escolares que presentan dificultades relacionadas con la Discalculia.
Función Frontal Numérica y relación con las Matemáticas
La relación entre la dimensión frontal numérica y la Discalculia es especialmente relevante, ya que muchas de las dificultades que presentan los escolares con Discalculia están vinculadas a déficits en las funciones ejecutivas. Uno de los problemas más evidentes es la incapacidad para realizar conteos regresivos y progresivos, lo que afecta su capacidad para llevar a cabo operaciones básicas. Los escolares con Discalculia tienden a perder el hilo de la secuencia numérica, lo que les impide avanzar en cálculos más complejos.
La memoria de trabajo, una función ejecutiva esencial, se ve comprometida en la Discalculia. Esto significa que el escolar tiene dificultades para retener la información numérica necesaria mientras realiza cálculos, lo que afecta la resolución de problemas que requieren varios pasos. Por ejemplo, al realizar una operación de resta con llevadas, pueden olvidar los números intermedios o perder el orden de los pasos.
La inhibición también está afectada en los escolares con Discalculia, lo que hace que respondan de manera impulsiva ante cálculos que requieren un análisis más profundo. Esto les lleva a cometer errores frecuentes, como sumar en lugar de restar o confundir los signos matemáticos. Esta falta de control en la respuesta refleja un déficit en la capacidad de inhibir respuestas automáticas incorrectas.
Otra implicación es la dificultad para planificar y organizar la resolución de problemas matemáticos. La Discalculia hace que el escolar no logre estructurar de forma lógica los pasos necesarios para resolver una operación, lo que afecta la eficacia y precisión en su desempeño matemático. Además, la falta de flexibilidad cognitiva les dificulta adaptarse a nuevas estrategias de resolución cuando se enfrentan a problemas complejos.
La capacidad para automatizar respuestas numéricas, como saber que 5 + 5 es 10 sin necesidad de calcularlo cada vez, es mucho más lenta en escolares con Discalculia. Esto les dificulta alcanzar la fluidez numérica necesaria para avanzar en matemáticas, lo que genera frustración y refuerza su aversión hacia esta materia.

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Artículo escrito por:
Juan José Millán | www.discalculiamadrid.es